Así es. Leonardo, en cuanto termina de dormir, exige atención. En este caso, como no estaba orinado, enseguida comió.
Y, sí, hoy, al fin, llegó el día en que yo pude darle su biberón. Celebramos así, él y yo, su tercera semana de nacido.
Su abuela materna, Socorro, le preparó la bebida y yo se la di, mientras lo mecía y cantaba canciones de Cri-crí.
Buen vínculo ése, la comida, el abrazo y la música. ¡Qué más se puede pedir!
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