
Después de casi una semana de práctica, se les ve muy cómodos y relajados en sus respectivas actividades: el papá dándole el biberón y el hijo sorbiendo la leche. Intercambian miradas con amor. Ambos están muy atentos.
Como se ve, el avance es notable, gracias al gran interés que ponen los dos y, por supuesto, al apoyo, cuidado e indicaciones de la mamá de Leonardo, quien todavía no sale a escena por decisión propia.
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