
El niñito espera pacientemente a que su papá le saque el aire después de haber comido. Enseguida se queda dormido pues Najú lo acomoda muy bien en el moisés.
Su tía y yo, su abue Na, velan su sueño mientras su mamá y su papá comen.
Realmente, la vida es muy generosa con todos nosotros, los que podemos presenciar esta belleza.
No queda más que decir: Gracias, gracias.
Oye, ma, ya quita esa foto donde se me ve el coco, parece que me hicieron una lobotomía.
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