Leonardo consiguió hoy un buen trabajo: llenar el vacío cesto de la ropa sucia con los zapatos de su Abu.
Como se cansó de tanta actividad, descansó sentado frente al espejo.
Después vino el goce de la escritura, ante la página en blanco o sobre lo escrito por otra persona antes. Su escritura favorita es la elaboración de cartas que dirige a Dora, la exploradora, dictadas por mí y escritas por él: Querida Dora: ¿Cómo estás? Me gusta mucho ver tu programa de televisión. Hoy estoy en casa de mi abueNa, Lola, quien juega conmigo; abajo está mi bisaEva, Eva, hoy un poco triste; Abu no está pero le acabo de hablar por teléfono...
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