Leonardo tenía mucha hambre cuando nos vimos para comer en un restaurante chino. Tanta hambre que tomaba con las dos manos la comida.
Aprovechó muy bien que su tíaAla, Tati le dice, vino de visita para que le enseñara a manejar la computadora.
También, para que lo acompañara en el carrusel.
Y a los cochecitos, por supuesto.
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