Jugó Leonardo con los regalitos que le trajimos Randy y yo de nuestro viaje, entre otros con jabones pequeñitos con diferentes aromas. Él se puso una de las coronas y le puso otra a su mamá.
Ya adentro, durante muchas horas, estuvimos todos haciendo pizzas con Play-Doh.
Como le gusta muchísimo esconderse cuando oye los pasos de alguien que se acerque al lugar en donde él está, aprovechó la enorme cesta que tenemos en la sala para hacerlo. Entre las rendijas podemos verlo, incluso su ojo al acecho.
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