




Él estuvo feliz jugando con su espada de pirata, mientras lo observaba Marco Aurelio, su Yeyé. También pidió posada para lo cual tuvo que escoger la velita que llevaría. Participó en la pastorela que organizó su mamá, durante la cual fungió como pastorcito. Después de cenar lo acompañé a jugar con su nueva ambulancia. Y luego también jugó con él su Abu.
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