Para celebrar Halloween, Leonardo vino disfrazado de pirata, acompañado de su mamá, cubierta por una capa de telarañas, y su papá, cargando unas calabacitas de pan hechas con Miri.
Randy, oculto detrás de un antifaz café, preparó todo para armonizar con el disfraz de Leonardo: mar, peces tropicales, calamares gigantes... Además, huevos rellenos de confeti y los dulces para que Leonardo no hiciera travesuras.
Por supuesto que el pequeño pirata venía provisto de su recipiente para llevarse los dulces, botín que luego revisó con cuidado. Le encantaron, como siempre, los malvaviscos.
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