
Leonardo se junta con los hombres de su familia, quienes lo inician en las delicias de las mañanas domingueras.

Sus abuelos de Orizaba le hablan por teléfono y él escucha atentamente.


Se encuentra un tamborcito de su
Abu y lo incorpora a sus instrumentos de percusión predilectos., mientras su mamá y su papá lo miran expectantes.
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