viernes, 24 de septiembre de 2010

En jueves











Llegaron Leonardo y su mamá, Miri, este día de visita.


Su güelogüero, quien tomó estas fotos, insistió en que incluyera yo la imagen donde Leonardo llora, para que los visitantes de este blog vean que no es todo sonrisas. Jajaja. Es cierto, como cualquier niño, a veces llora. Tenía hambre y sueño. Una vez atendidas esas necesidades, listo, siguió con su buen humor característico y sus sonrisas.



Sigue su proceso hacia la autonomía, tanto en su traslado como en la comida. A veces se cae, porque se suelta con rapidez, sigue caminando y la misma rapidez le hace perder el equilibrio. Se adorna de crema de espinacas la cara pero sigue adelante con la carne, si bien deja las zanahorias de lado.

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