domingo, 15 de agosto de 2010

En un restaurante campestre




Leonardo llegó con tanta hambre que comió una tortilla enterita de a pedacitos.
Ahora toma agua con popote.
Salió a explorar el lugar con su abueNa, sobre todo a los columpios y a ver los patos.
Y le encantó el sombrero de su güelogüero. Supo que se ve muy guapo cuando se lo presta.

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