A Leonardo ahora no le basta un sólo libro. Su güelogüero le lee el librito del león y Leonardo quiere escuchar también Arrullo.
Le encanta visitar a su bisaEva en sus aposentos.
Esta vez se divirtió más en el columpio-hamaca porque me subí con él.
Ve con mucho interés el mecanismo que hace que los patitos giren y giren.