Hoy Miri nos invitó, al güelogüero y a mí, a acompañarlos, a Leonardo y a ella. Aceptamos gozosos y disfrutamos muchísimo el paseo, como se nota aquí.
Leonardo en el columpio y en la resbaladilla fue feliz, no nada más por el balanceo sino también, fundamentalmente, viendo a otros niños a su lado, columpiándose también. Le encanta, igual, caminar, caminar, de la mano de su mamá y mía.
También estuvo fascinado en la contemplación del agua de la fuente.
Randy tomó todas las fotos que se muestran aquí y que demuestran su dicha al hacerlo. Ésa fue su participación, además de cargar mi bolsa. Gracias, amor.
Gracias, amores, Miri y Leonardo.